Liberación de mosquitos transgénicos para luchar contra el dengue

Se han diseñado varias, y algunas puesto en práctica con éxito, estrategas de luchas contra las plagas basadas en la liberación entre la población natural ejemplares que dificultan la reproducción de la especie hasta liquidarla. El último experimento consiste en hacer unos mosquitos transgénicos, de la especie que transmite el dengue, de manera que pueden reproducirse, pero sus crías morirán antes de alcanzar la madurez, de manera que se va reduciendo la población de ese insecto sin recurrir a pesticidas. Su eficacia se ha ensayado, no sólo en condiciones de laboratorio, sino también con la liberación masiva de 20.000 mosquitos macho (Aedes aegypti) en la isla de Gran Caimán, y los científicos presentan ahora las conclusiones del ensayo en la revista Nature biotechnology. Pese a los resultados esperanzadores para esta estrategia de lucha contra el dengue, han surgido críticas por los riesgos potenciales que pudiera tener para la salud y/o el medio ambiente que, en opinión de algunos expertos.

Cada año se registran entre 50 y 100 millones de casos de dengue en todo el mundo, escriben Luke Alphey y sus colegas en Nature biotechnology. Es una enfermedad vírica, transmitida por la hembra de los mosquitos, que provoca fiebre muy alta acompañada de dolores de cabeza, articulaciones y muslos; en algunos casos provoca la muerte de la persona, y no hay una terapia específica para vencerla.

La estrategia de Alphey (investigador de la empresa británica Oxitec y de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido) consiste en preparar en el laboratorio, mediante ingeniería genética, una estirpe de mosquitos que precisan tetraciclina para vivir. Al soltarlos, los machos compiten por las hembras en las poblaciones naturales y tienen crías, pero éstas, en ausencia de tetraciclina, mueren antes de alcanzar la madurez y no se reproducen.

Un método parecido de lucha biológica se ha utilizado con éxito, por ejemplo, contra el gusano barrenador del ganado en Estados Unidos y México, donde se ha erradicado el C. hominivorax que infectaba masivamente a los rebaños. En ese caso, se producen moscas macho esterilizadas por radiación y se liberan en la naturaleza. Al competir por las hembras, y dado que no se reproducen, van destruyendo las poblaciones. con años de trabajo se ha logrado así desplazar la barrera de lucha contra el c.hominivorax hasta Centroamérica, y el programa continúa hacia el sur. El problema con los mosquitos, en parte, es que cuando se ha intentado, es que las dosis de radiación necesarias para esterilizar a los machos afectan negativamente a su capacidad de competir por las hembras, explican los científicos en Nature Biotechnology.

Alphey y sus colegas, tras las pruebas en laboratorio, liberaron 20.000 mosquitos machos transgénicos en una zona de 10 hectáreas (465 machos por hectarea cada semana) en Gran Caimán durante cuatro semanas y comprobaron que esos insectos modificados eran capaces de fertilizar a las hembras naturales. Pero los descendientes nacidos en libertad de los machos transgénicos, sin acceso a la tetraciclina, no alcanzan la madurez. Según explican en Nature biotechnology, la tasa de éxito de cruce de estos insectos de laboratorio es aproximadamente la mitad de la correspondiente a los Aedes aegypti naturales, lo que sugiere que puede tener éxito un programa así para ir aniquilando las poblaciones. De hecho, Oxitec, después del primer ensayo realizado a finales de 2009, que ahora se presenta científicamente, ha realizado una campaña de tres meses también en Gran Caimán, logrando reducir la población de esos mosquitos en un 80%, según informa The New York Times. También se han hecho ensayos posteriores en Brasil y Malasia.

El problema, plantean algunos expertos, es que, durante el desarrollo de varias generaciones de mosquitos transgénicos en laboratorio, puede desarrollarse alguna forma de resistencia al gen letal y, si se liberan esos insectos resistentes, pueden suponer un problema. Un 3,5% de los Aedes aegypti modificados genéticamente alcanzaron la madurez pese a llevar el gen letal, según se constató en un prueba de control.

Otro problemas es que en la selección de mosquitos machos y hembras, en el laboratorio, se cuela hasta un 0,5% de las segundas, lo que resulta en un número significativo cuando se trabaja con millones de insectos. Al ser las hembras las que transmiten el dengue, un incremento de su cantidad en una zona supone un riesgo añadido no despreciable para la población. Oxitec afirma que ha diseñado una solución para esta pega: una modificación genética que hace que las hembras no sean capaces de volar, lo que facilita enormemente su selección antes de la suelta de estos ejemplares transgénicos.

Algunos especialistas han señalado ya que Oxitec se ha apresurado en la realización de ensayos en la naturaleza con estos insectos transgénicos sin suficientes evaluaciones independientes previas y sin debate público. De momento, el estado de Florida, tiene previsto iniciar el mes que viene, si recibe la autorización del Departamento de Agricultura de EE UU, una prueba con estos mosquitos transgénicos en la zona de Los Cayos, informa The New York Times.

Expertos de EE UU logran activar y desactivar genes en ratones a voluntad

Activar y desactivar los genes a voluntad es lo que afirman haber conseguido, en ratones, científicos estadounidenses, que publicaron su hallazgo ayer en la revista de la Academia Nacional de Ciencias. Esta técnica permitirá comprender mejor cómo se desarrollan muchas enfermedades, incluido el cáncer en los seres humanos, ya que los genes, a través de las proteínas que hace producir cada uno, controlan los procesos vitales."Por primera vez podemos controlar el calendario de la actividad de un gen e imitar el proceso de la enfermedad en humanos" ha señalado Lothar Hennighausen, uno de los investigagores del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales. Por ejemplo, añadió, los científicos pueden estudiar un gen relacionado con el cáncer de mama y activarlo o desactivarlo en etapas diferentes de la vida del ratón para determinar cómo interactúa con factores como el embarazo o la lactancia.

La técnica puesta a punto se basa en el antibiótico tetraciclina. Al contrario que otras sustancias utilizadas en investigaciones similares sobre la actividad genética, la tetraciclina no es tóxica y no activa otros genes.

El modelo de Montagnier

Luc Montagnier presentó un modelo experimental que le ha conducido al hallazgo de que, invitro, la presencia de microplasmas condiciona un desarrollo degenerativo de las células infectadas por el virus VIH.

Hace ya más de un año Shy-Ching Lo, del Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas de Washington, publicó que había un grupo de pacientes en los que había detectado la presencia de microplasmas. "Pero no se le hizo mucho caso, se pensó que era algo casual. Montagnier ha demostrado por primera vez que esos organismos existen en sangre y ha diseñado un sistema de trabajo para localizarlos", afirma Rafael de Andrés. Montagnier presentó también tres líneas de células infectadas simultáneamente por VIH y microplasmas que, tratadas con tetraciclina, no degeneraban. No se atrevió a asegurar que ese mismo efecto se consiga en los pacientes humanos, pero se mostró partidario de trabajar en esa línea de investigación e iniciar la experimentación clínica.

Afirmó que, de momento, se ha aplicado a 30 pacientes en los que aún no se han obtenido resultados positivos.

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