La enfermedad sólo se contagia por inhalación de agua pulverizada

La legionelosis, un tipo de neumonía identificada en 1976, no se contagia de persona a persona. Tampoco se contrae al beber agua ni a través de la comida. Para contraer la infección es preciso inhalar agua contaminada en forma de aerosol (es decir, pulverizada en minúsculas gotas), según resalta Carmen Pelaz, especialista en legionella del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III.Hay tres fuentes principales de ese tipo de aerosoles. La primera es la red de distribución de agua de los edificios, a través de los grifos y las duchas. La segunda son las torres de refrigeración, pero en este caso el flujo del aerosol suele proceder desde el interior del edificio hacia la calle, como se cree que ocurrió en Alcalá de Henares (Madrid) en septiembre y octubre de 1996.

La tercera fuente, más específica de los brotes en hospitales, son los equipos personales de terapia respiratoria: humidificadores y respiradores que se aplican a un paciente y luego se pueden reutilizar en otros. Hay otros focos posibles, más infrecuentes.

Pelaz recuerda que los brotes se pueden controlar, y que la infección remite muy bien con el antibiótico eritromicina, que en ningún caso debe administrarse sin control médico. Según la especialista, lo más importante ahora es definir muy bien los casos, buscar las posibles fuentes de infección y averiguar la magnitud del brote.

Los síntomas son dolores de cabeza, fiebre alta, escalofríos, tos seca, respiración entrecortada, dolor en los pulmones y malestar abdominal. Las personas con más riesgo son los mayores de 65 años, los fumadores, los inmunodeprimidos y quienes padecen dolencias respiratorias.

Legionarios y «Legionellas»

Pobres en formas, pero ricos en potencial biológico, directa o indirectamente estos microorganismos están implicados en neumonías humanas que pueden tener un desenlace fatal si la patología no es diagnosticada a tiempo y si los que sufren la infección no son tratados con los antibióticos adecuados.

El estudio moderno de las Legionellas empezó en 1976, a raíz de un brote epidémico que se produjo en el hotel Bellevue Stratford, de Filadelfia (EE UU), en el que se celebraba una convención de legionarios. De ahí el nombre genérico de estos microorganismos: Legionellas.

En un principio se creyó que eran rikettsias (microorganismos más pequeños que las bacterias); después se fueron conociendo sus características bioquímicas y reconociendo grupos serológicos; se caracterizaron las alteraciones clínicas que provocan (fiebre aguda, vómitos, diarrea, disfunciones hepáticas y renales, confusión mental), que curiosamente inciden más en el hombre que en la mujer; se señalaron sus hábitats, fuentes de dispersión y contaminación, antibióticos a los cuales acusan sensibilidad (eritromicina, cloramfenicol y algunos más recientes), amén de otras peculiaridades.

En la infancia

A pesar de haber sido detectados en distintos países del mundo, entre ellos España, en los cuales se llevan a cabo complejas investigaciones sobre diversos aspectos taxonómicos y epidemiológicos relacionados con estos microorganismos, se considera que el conocimiento de las Legionellas se encuentra todavía en su infancia.

Se da por sentado que viven en el agua, y de ahí que su presencia sea especialmente fastidiosa en hospitales y comunidades de vecinos que cuentan con extensos sistemas de cañerías, calefacción, humidificación y nebulización, filtros, aerosoles, duchas y otros elementos que trabajan con agua caliente, etcétera.

Pero en la literatura científica aparecen referencias a descubrimientos tales como el de que algunas cepas de Legionella pneumophila (la más común de las especies de este género) se multiplican en el interior de una ameba que también vive en las cañerías de los sistemas de refrigeración.

Fallecimiento de un alemán en Mallorca por un posible caso de «legionella»

El Centro de Virología y Bacteriología de Majadahonda (Madrid) está analizando muestras del agua de saneamiento del Hotel Exagon, de Can Picafort (Mallorca) por si fuese portadora de la bacteria legionella, tras el fallecimiento, el pasado 1 de septiembre, del turista de nacionalidad alemana federal Heinrich Mertens, de 45 años. A Mertens se le había diagnosticado una neumonía bilateral con insuficiencia respiratoria en la Policlínica Miramar de Palma de Mallorca.Otro turista alemán, Wilhelm Benberg, de 48 años, alojado en el mismo hotel, falleció el 3 de septiembre, tras ingresar en aquel centro con el mismo diagnóstico. Ayer, sin embargo, las autoridades sanitarias de Baleares, llegaron a la conclusión de que esta segunda muerte se produjo por causa de una cardiopatía previa que agravó el cuadro clínico del enfermo.

Cuatro casos más, de diferente gravedad, se han detectado en la zona, todos ellos de huéspedes alojados en el hotel Exagon. Dos de ellos -Gunter Jung, de 50 años, y R. Struptt, de 51- han respondido al tratamiento que generalmente se utiliza para combatir la legionella, a base del antibiótico Eritromicina, y ya han sido dados de alta. El tercero sólo padecía una gastroenteritis de la que ya se ha repuesto, y el cuarto, una ciudadana británica de 70 años, sufría una neumonía atípica.

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