La crisis que se nota en la cama

Los efectos de la crisis llegan también a la esfera más íntima. Según una encuesta impulsada por los laboratorios farmacéuticos Lilly, fabricante de Cialis, y avalada por dos asociaciones españolas de medicina sexual, desde que comenzó la crisis hace tres años el número de consultas por disfunción eréctil ha aumentado en un 20%.

A pesar de ello, los españoles no se suspenden a sí mismos como amantes fogosos, y se autoconceden una nota de 6,3 sobre 10. Según la doctora Ana Puivert, presidenta de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, el estrés que genera la difícil situación económica repercute en la actividad sexual.

El estudio ha puesto también de manifiesto que los hombres que padecen disfunción eréctil tardan más de dos años en acudir al médico, y esa demora es considerada "peligrosa" por los médicos que han acompañado esta mañana la presentación del sondeo. "La disfunción eréctil es además un síntoma centinela de otros trastornos. Avisa de que hay problemas cardiovasculares. Es más, podemos afirmar que el pene da la alarma antes que el corazón", según el doctor Ignacio Moncada, presidente de la Asociación Española para la Salud Sexual (Aess).

En el sondeo han participado 1.500 españoles de 35 a 70 años y la mayoría ha confirmado que sigue siendo el sábado el día preferido para las relaciones íntimas.

Holanda alerta de píldoras para la erección peligrosas

Las autoridades sanitarias holandesas han lanzado hoy una alerta internacional tras haber sido decomisadas en el aeropuerto de Amsterdam-Schiphol miles de píldoras chinas contra la disfunción eréctil que pueden provocar ataques al corazón y problemas de vista.

La Inspección de Sanidad holandesa (IGZ) ha detallado en un comunicado que las píldoras, elaboradas en China, se anuncian como compuestas únicamente de hierbas, mientras que en realidad contienen altas dosis de sustancias químicas peligrosas para la salud.

Las cápsulas, en cuya parte trasera puede leerse Chinese Viagra, iban a ser vendidas en Internet, sospecha la oficina de inspección sanitaria holandesa.

Hay tres tipos de cápsulas: las de color naranja (Herb Vigour) contienen 2,5 veces más la dosis permitida de tadalafil, el componente activo del medicamento contra la disfunción eréctil Cialis. Las pastillas de color rojo (Natural Vigour) contienen 1,5 veces la dosis máxima permitida de vardenafil, que es el componente activo de Levitra, otro medicamento del mismo tipo. Finalmente, las grises (China Vigour) tienen 1,5 veces la dosis máxima permitida de nor-acetildenafil, una sustancia equivalente al sildenafil que se emplea en Viagra.

La alerta ha sido comunicada a los demás países de la Unión Europea, a la FDA (Administración de Fármacos y Alimentos) de Estados Unidos y a las autoridades de Israel, Suráfrica y de varios países asiáticos.

Sexo azul a las seis de la mañana

Cuando los farmacólogos de la empresa Pfizer probaron la pastilla azul que acababan de diseñar para mejorar la circulación sanguínea, se dieron cuenta de que sus efectos actuaban más sobre la vida sexual de los hombres que sobre el corazón. Corrían los primeros años de la década de los noventa y el sildenafil, más conocido por su nombre en el mercado, Viagra, revolucionó la vida de millones de personas que sufrían problemas de impotencia.

Las consecuencias de aquella chiripa científica se han ido repitiendo desde entonces y hoy la pastilla con forma de rombo y sus competidoras, Cialis y Levitra, son drogas consumidas no sólo por señores de cuarenta y tantos años o más con disfunción eréctil, sino por toda clase de gente que la usa para potenciar sus relaciones sexuales.

Ángel tiene 29 años. Su organismo funciona a la perfección y sus relaciones sexuales son satisfactorias sin necesidad de utilizar la pastilla milagrosa. Sin embargo, en ocasiones ha recurrido a ella. "Simplemente por probar", asegura. "Se me presentó la ocasión y la verdad es que fue muy bien. Un amigo me dio tres pastillas. Las fraccioné y las usé con mi novia. La primera vez sin avisarla. La verdad es que fue una noche muy larga y sus efectos fueron sorprendentes. Tuve una erección enorme que pude aguantar durante mucho más tiempo del habitual", relata.

El amigo que se las pasó es, en palabras de Ángel, "un fiestero con pasta que suele consumir otras drogas". "Él las tenía porque las usaba para compensar los efectos de las otras drogas que se metía. Así lo tenía todo. El efecto de las drogas y el de la Viagra", cuenta Ángel.

Ése es uno de los perfiles del consumidor de Viagra que puede encontrarse en todas las grandes discotecas y afters de la capital. "A veces son hombres que han conseguido ligar después de una noche en la que han abusado del alcohol y otras drogas y tienen miedo de quedar mal en la cama", explica Raúl, nombre supuesto de un andaluz de 34 años que alterna trabajos de camarero en bares de copas con el trapicheo de drogas, sobre todo sintéticas. Él mismo se define como un camello de fin de semana y asegura que desde hace algo más de un año ha incorporado este tipo de sustancias a su oferta. La Viagra, el Cialis o la Levitra son una pequeña parte de su negocio, "casi un extra". El precio de la pastilla depende de la hora. "Cuando es muy tarde o muy temprano, por la mañana, he llegado a vender una de 10 miligramos por 20 euros [en la farmacia cuesta 10]", asegura.

Además de los que la piden de urgencia al final de la noche, Raúl habla de dos perfiles más. Uno es el de los jóvenes que comparten la pastilla "como si fuera una droga más": "La verdad, no sé qué le ven". "El otro", concluye Raúl, "es el de los que yo llamo previsores: los que se la toman al principio de la noche por si cae algo".

El sexólogo Carlos San Martín alerta del uso de estos medicamentos obtenidos sin receta y explica que su uso está diseñado exclusivamente para pacientes con disfunción eréctil. Pese a ello, reconoce que a su consulta acuden jóvenes cuyos problemas de erección no se deben a un mal funcionamiento del pene. "A veces el problema no es orgánico sino psicológico. Algunos padecen de estrés o tienen miedo al fracaso. En estos casos el medicamento puede ayudar a estar a la altura de las circunstancias porque les proporciona confianza", explica.

El miedo a fallar puede ser un problema mucho mayor si uno se dedica, por ejemplo, al cine porno. En ese mundo es conocida la anécdota del joven principiante que se presentó a un casting con los ojos hasta arriba de Viagra. El director notó de lejos el truco y se quejó de la falta de dotes interpretativas en la nueva hornada de actores. "Los que nos consideramos profesionales no solemos recurrir a esto", afirma el actor Max Cortés. "Yo la probé una vez con mi pareja. Me dolió mucho la cabeza y no me funcionó. A mí no me parece mal el uso del Viagra. Lo que no entiendo es esta obsesión por ser todos unos superhombres. A veces veo a chavales que después de currar todo el día se matan en el gimnasio tomando pastillas para estar más cachas. Y luego éstas para funcionar en la cama. No podemos estar todo el día compitiendo", concluye.

Detrás de la competitividad, el miedo al fracaso y a no responder a la reivindicación del placer por parte de la mujer reside el éxito de los usos no médicos del Viagra, según los expertos. Paco Campos, también de la industria del porno, añade otra razón: "Es la droga de moda. Nadie teme decir que la toma".

El encumbramiento del Viagra a la categoría de icono de la modernidad es algo perceptible en camisetas, pósters y hasta joyas como el anillo porta viagras, un pedrusco de 14 quilates que se vende en la Red por 400 dólares. Contiene un recipiente con la forma en rombo de la pastilla y se ha hecho popular entre raperos y algunas estrellas de los espectáculos eróticos. "Es un símbolo de nuestro tiempo, pero son los hombres los que lo han convertido en eso", comenta una famosa actriz porno que prefiere no dar su nombre. "Toda esa ostentación sugiere que están asustados. No está mal que lo usen, pero a ver si les queda claro que nosotras no nos comemos a nadie".

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