Fármaco cancerígeno

El tamoxifeno, el medicamento más utilizado actualmente en el mundo contra el cáncer de mama, ha tenido que ser clasificado, sin embargo, como cancerígeno por la agencia de investigación de la Organización Mundial de la Salud dados sus efectos sobre el útero. Sus propiedades, sobre las que existían dudas, han sido revisadas escrupulosamente por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIRC) que acaba de emitir su veredicto. "Según los estudios llevados a cabo, los riesgos de cáncer de endometrio se multiplican de dos a siete veces", indicó Julian Wilbourn, responsable del servicio de evaluación de cancerígenos del CIRC.

PÍLDORAS

Eficacia del tamoxifeno

El tamoxifeno, uno de los fármacos habituales en el tratamiento del cáncer de mama, podría no ser eficaz en mujeres con un determinado perfil genético hereditario, según un estudio de la Clínica Mayo y la Universidad de Michigan (Estados Unidos) que se publica en The Journal of Clinical Oncology. Este perfil genético, que se observa en el 10% de las mujeres blancas, afecta a las concentraciones de una enzima clave (el citocromo P4502D6) responsable del metabolismo del tamoxifeno y parece conferir a estas mujeres un mayor riesgo de recaída mientras están siendo tratadas con el fármaco. El estudio descubrió que las mujeres con este perfil genético eran casi dos veces más propensas a sufrir una recaída del cáncer.

Mamografía digital

El hospital Puerta de Hierro de Madrid acaba de inaugurar una nueva sala con un equipo de mamografía digital. Esta técnica, además de mejorar significativamente la calidad de las imágenes, facilita una mayor rapidez en el estudio de las mamografías y, por tanto, permite realizar un mayor número de pruebas y reducir el tiempo de espera. Además, la imágenes quedan grabadas en un sistema informático, que permite evaluar mejor los estudios y compararlos con las imágenes de otras mamografías realizadas con anterioridad. La inversión de este nuevo equipo asciende a 350.000 euros.- M. S.

Insulina y cáncer

Las concentraciones elevadas de insulina y la resistencia a la insulina se asocian a un mayor riesgo de cáncer pancreático en hombres, según un estudio del Instituto Nacional del Cáncer en Rockville (Estados Unidos) que se publica en el último número del Journal of the American Medical Association. La consideración de la diabetes tipo 2 y la intolerancia a la glucosa como factores de riesgo del cáncer pancreático es controvertida porque sigue sin resolverse si la diabetes participa en el desarrollo del cáncer de páncreas o es el resultado de la malignidad. Sin embargo, los autores creen que este estudio apoya la hipótesis de que mayores concentraciones de insulina y resistencia a la insulina podrían ser un mecanismo que explique las asociaciones entre la diabetes, las concentraciones más altas de glucosa y el cáncer pancreático observadas en estudios anteriores.

En busca del talón de Aquiles del cáncer de mama más agresivo

Existen tumores de mama con puntos débiles que los hacen vulnerables a tratamientos personalizados (hormonales, por ejemplo). Pero hay otros, los llamados triple negativos (en torno al 20% de los casos), que, además de ser especialmente agresivos, carecen de marcadores específicos a los que dirigir la terapia y, por ello, tienen menos abordajes farmacológicos y peor pronóstico. Un estudio que publica Nature Communications describe un potencial talón de Aquiles en este tipo de neoplasias huérfanas de terapias personalizadas. Investigadores del Wellcome Trust Sanger Institute (Inglaterra) han observado que el gen BCL11A se muestra especialmente activo en el desarrollo y progresión de estos tumores, lo que lo convierte en una atractiva diana a la que dirigirse para combatirlo.

“Es un trabajo interesante”, comenta Antonio Llombart, secretario de la Sociedad Española de Oncología Médica. “[El BCL11A] es un candidato prometedor”, añade.

Los tumores de mama triple negativos se definen por descarte, es decir, porque su crecimiento no está estimulado por estrógenos ni por progesterona (ambas son hormonas sexuales femeninas). Tampoco por una expresión amplificada de la proteína HER2 (que aumenta la capacidad de desarrollo y división del tejido neoplásico). Es decir, es un tumor negativo a estos tres marcadores, y a ello debe su nombre. De esta forma, los triple negativos no responden a la hormonoterapia, ya sea el tamoxifeno o los inhibidores de la aromatasa. O al trastuzumab, un anticuerpo monoclonal que combate la sobreexpresión del gen HER2.

Ello implica que entre el arsenal terapéutico que existe para combatir a este tumor especialmente complejo no hay tratamientos que ataquen selectivamente a mecanismos biológicos concretos (misiles de precisión teledirigidos contra la producción hormonal o de HER2), sino que hay que limitarse al armamento convencional, como la quimioterapia (que sigue siendo la columna vertebral de los tratamientos contra el cáncer) o la radioterapia.

Aunque quizás esta orfandad tenga los días contados. “Hemos identificado un gen [el BCL11A] implicado en el cáncer de mama más difícil de tratar que nos podrá ayudar a buscar nuevos tratamientos dirigidos”, explica Carlos Caldas, director de la unidad de investigación en cáncer de mama de la Universidad de Cambridge y uno de los firmantes del artículo.

Los investigadores recorrieron dos caminos hasta llegar a los resultados que recogen en el artículo. Uno es epidemiológico y tiene que ver con la fase de búsqueda e identificación del gen. En un grupo de 3.000 pacientes con cáncer de mama se realizó una criba de candidatos a convertirse en dianas terapéuticas en estos tumores y dieron con el BCL11A. Al centrar el foco en el gen vieron que se sobreexpresaba en el 80% de las mujeres con estas neoplasias.

El segundo camino fue la fase de experimentación en el laboratorio. En un primer trabajo los investigadores añadieron un gen BCL11A sobreexpresado en células de ratones y humanas, y observaron que se transformaban en células cancerígenas. En otro, redujeron la actividad del gen en tres muestras de células cancerígenas del tipo triple negativo y el tumor perdió agresividad. Y en un tercer experimento comprobaron que al inactivar el BCL11A ningún ratón desarrolló tumores en las glándulas mamarias frente al grupo de control que sí presentó neoplasias.

La conclusión de todo ello es que, para los responsables del trabajo, el BCL11A es como un “fuerte candidato” para el desarrollo de un posible tratamiento personalizado en los triple negativos.

"En todo caso, habrá que estudiar el mecanismo de acción [que vincula la actividad del gen con el desarrollo del tumor] para poder desarrollar terapias personalizadas contra este tipo de cáncer", advierte Antonio Llombart, miembro del Grupo Solti de investigación en cáncer de mama. Este oncólogo también añade que entre los triple negativos, al tratarse de descartes de otros tumores, existe cierta heterogeneidad por lo que habrá que determinar en cuáles de ellos es más eficaz inhibir la expresión del BCL11A y en cuáles no lo está tanto.

Con todo, no le resta relevancia. "Es un trabajo muy interesante", insiste. Y además, hay un aspecto especialmente positivo relacionado con el BCL11A. Este gen participa en otros tumores, como algunos linfomas, y ya hay fármacos en desarrollo para regular su actividad, lo que podría acortar los plazos a la hora de contar con terapias.

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Interacciones y efectos secundarios - A ver, yo soy nacionalista cibernético como Aznar, por poner un ejemplo, es nacionalista español, y me jode que haya gente, cada vez más, que escriba Internet con minúscula. Nadie pone Portugal ni Grecia con minúscula, aunque sean unas muertas de hambre, sería un insulto para ellas, que romperían relaciones diplomáticas con los países agresores. Pues lo mismo ocurre con la Red, escrito asimismo con mayúscula, pues se dice de las dos formas, Internet y Red, igual que decimos Reino Unido o United Kingdom. Como nacionalista excluyente, valga la redundancia porque, seamos claros, no hay nacionalismos de otra clase, detesto a los putos inmigrantes que entran en Internet a curiosear, a medrar, y que lo ponen todo perdido porque, y es un modo de decirlo, tiran los papeles al suelo y no recogen las cagadas de sus animales ni las propias.